domingo, 2 de febrero de 2014

Artículo publicado con motivo del Día de la Enseñanza 2014



El Día de la Enseñanza es, sin duda, un día para ser celebrado. La cuestión es con quién nos toca celebrarlo y qué enseñanza, sin con mayúsculas o con minúsculas, es la que alabarán hoy nuestros dirigentes regionales, con el Señor Marín y la presidenta Cospedal a la cabeza.

Aunque seguro que habrá discursos laudatorios para supuestos logros y, seguramente, se enarbole la bandera de la Educación con fuerza, en el fondo las palabras se las llevará el viento y el discurso, por desgracia, estará vacío, sin contenido.

En realidad, los que celebrarán el día de la Enseñanza no tienen intención alguna de dar a la pública lo que le han quitado, en primer lugar, y lo que necesita para ser una verdadera educación pública de calidad. Y, lo que es más grave, el ataque premeditado y organizado a la Educación Pública lo es, al fin y a la postre, a la igualdad de oportunidades y a la sociedad del futuro que, por desgracia, será más injusta para con la mayoría cuanto más adelgacemos la inversión en educación.

No podemos celebrar este día con quiénes han despedido a miles de profesores, maestros y profesionales de la educación. A los que dificultan el acceso a las becas, reducen o eliminan las de comedor y transporte y acaban con la gratuidad de los libros de texto. Celebrar con quiénes sustituyen las bajas con cuentagotas no sería, por ser suave, nada digno. Quiénes aumentan las ratios o reducen apoyos y desdobles no son buenos amigos para una celebración. Brindar con aquéllos que ahogan la universidad pública (y a quiénes en ella estudian) puede resultar indigesto. No me sentiría cómodo celebrando un día así con quiénes no permiten que la ciudadanía exprese, bajo su libertad de opinión y manifestación y de manera pacífica, su disconformidad con quiénes les imponen las opresiones del siglo XXI. ¿Cree alguien que los usuarios, por ejemplo, de Escuelas Infantiles o bibliotecas quieren celebrar nada con estos gobernantes? Lo dudo.

Por el contrario, si es una alegría celebrar este día con quiénes han dejado clara su negativa a los recortes en educación que afectan a todo el mundo: profesionales, alumnado y padres y madres. Muchos docentes que siempre han parado, se han concentrado, han informado y manifestado por la Educación Pública y, con su actitud, han dado una gran lección a su alumnado: la lección de la no resignación ante las medidas injustas. Podemos celebrar que la Enseñanza cuente, además, con madres y padres que han dado la batalla y aportado su presencia y saber a la formación de la Marea Verde que, sin duda y como ya ha sucedido en Madrid con la Marea Blanca, terminará parando y revirtiendo los recortes. 

Lo que está claro es que hoy debemos celebrar el Día de la Enseñanza, pero tenemos que hacerlo con quiénes defienden la pública, la de todos y todas.  No podemos acompañar a quiénes, además de lo expuesto y conocido por todos, guardan en la recamara una ley, la LOMCE, con la que pretenden convertir en un mercado de desigualdad la educación española.

Feliz Día de la Enseñanza a tod@s los que creemos en la Educación Pública de Calidad para tod@s.

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