Hoy he pasado, una vez más, por
la consulta de una vidente, una mujer capaz de ver más allá de los
acontecimientos que, a día de hoy, se están desarrollando. La verdad es que
nunca confié mucho en que tal cosa fuera posible, ¿cómo podrá ver alguien el
futuro?
Pero claro, ya hace varios meses
que soy asiduo del despacho mágico de esta señora que, por preservar su
identidad y sin ánimo de ofenderla en absoluto, llamaré la bruja Lola. Por
cierto que, por más que le he cuestionado sobre dicho personaje, no hay vidente
que me ofrezca datos de su paradero.
Mi vidente personal me ha ido
informando, puntual y acertadamente, de los resultados que los distintos planes
de austeridad que los gobiernos españoles han ido tomando. La verdad es que no
falló ni una.
Primero me informó de que el
gobierno anterior, el del Sr. Rodríguez Zapatero, tendría que adelantar las
elecciones por lo civil o lo criminal. Parecía que los señores europeos,
palabras de Lola, no andaban muy contentos con los recortes titubeantes, aunque
recortes al fin y al cabo. “Se pondrán nerviosos y o se va o lo quitan”, me
comentó. Así fue. No contenta con eso me predijo el resultado electoral. Ahí
tuvimos cierto debate porque yo no tenía tan claro que alguien en quién, según las
encuestas, no confiaban más del 60% de los españoles obtuviera la abultada
mayoría absoluta que me comentaba Lola. Pero al final y una ley electoral
mediante, así fue.
Mi sorpresa iba en aumento cada
día. Yo corría tras acabar mi jornada de búsqueda de empleo para saber qué
cosas nuevas sucederían. La anciana me aseguraba que la gente no aceptaría al
nuevo gobierno. Estaba convencida de que las medidas que tomarían no gustarían
a nadie. Me hablaba de medidas concretas que, principalmente, iban encaminadas
a reducir el déficit por la vía del recorte del gasto y, en caso contrario,
cargando sobre las clases populares los aumentos de impuestos.
Yo no podía creer lo que me
decía. Interpelaba una y otra vez con ella explicándole que algunas de las
medidas que ella destacaba no podían ser tomadas (al menos tan pronto) porque
supusieron compromisos electorales. Cada día me alteraba más. No sabía cómo era
posible que supiera lo que iba a pasar. Incluso me adelantó, aunque esto lo
tome como una chaladura, que entraríamos en recesión y que continuaría
aumentando el paro ¿quién iba a creerse tal cosa si estábamos tomando todas las
medidas necesarias para evitar eso?
Poco después comenzó a hablarme
de recortes en asuntos sociales. En libertades y derechos. Me hablaba de plazas
llenas de gente, manifestaciones y huelgas. Me hablaba de jóvenes que
permanecerían en la cárcel por motivos poco claros. Lo cierto es que llegaba a
turbarme la información que recibía, aunque cada vez me parecía más increíble:
las noticias del futuro y que esta mujer fuera capaz de conocerlo.
Pasado un tiempo la anciana
adivina falleció pero antes, en su lecho de muerte, me comunicó el secreto para
informarme tan precisamente de las cuestiones económicas y políticas de España:
mirar las noticias sobre Grecia. Y es que el presente griego es el futuro
español. Idénticas medidas, similares consecuencias.
Imagen: http://pepegaln.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario