El Día de la Enseñanza es, sin
duda, un día para ser celebrado. La cuestión es con quién nos toca celebrarlo y
qué enseñanza, sin con mayúsculas o con minúsculas, es la que alabarán hoy
nuestros dirigentes regionales, con el Señor Marín y la presidenta Cospedal a
la cabeza.
Aunque seguro que habrá discursos
laudatorios para supuestos logros y, seguramente, se enarbole la bandera de la
Educación con fuerza, en el fondo las palabras se las llevará el viento y el
discurso, por desgracia, estará vacío, sin contenido.
En realidad, los que celebrarán
el día de la Enseñanza no tienen intención alguna de dar a la pública lo que le
han quitado, en primer lugar, y lo que necesita para ser una verdadera
educación pública de calidad. Y, lo que es más grave, el ataque premeditado y
organizado a la Educación Pública lo es, al fin y a la postre, a la igualdad de
oportunidades y a la sociedad del futuro que, por desgracia, será más injusta
para con la mayoría cuanto más adelgacemos la inversión en educación.
No podemos celebrar este día con
quiénes han despedido a miles de profesores, maestros y profesionales de la
educación. A los que dificultan el acceso a las becas, reducen o eliminan las
de comedor y transporte y acaban con la gratuidad de los libros de texto.
Celebrar con quiénes sustituyen las bajas con cuentagotas no sería, por ser
suave, nada digno. Quiénes aumentan las ratios o reducen apoyos y desdobles no
son buenos amigos para una celebración. Brindar con aquéllos que ahogan la
universidad pública (y a quiénes en ella estudian) puede resultar indigesto. No
me sentiría cómodo celebrando un día así con quiénes no permiten que la
ciudadanía exprese, bajo su libertad de opinión y manifestación y de manera
pacífica, su disconformidad con quiénes les imponen las opresiones del siglo
XXI. ¿Cree alguien que los usuarios, por ejemplo, de Escuelas Infantiles o
bibliotecas quieren celebrar nada con estos gobernantes? Lo dudo.
Por el contrario, si es una alegría
celebrar este día con quiénes han dejado clara su negativa a los recortes en
educación que afectan a todo el mundo: profesionales, alumnado y padres y
madres. Muchos docentes que siempre han parado, se han concentrado, han
informado y manifestado por la Educación Pública y, con su actitud, han dado
una gran lección a su alumnado: la lección de la no resignación ante las
medidas injustas. Podemos celebrar que la Enseñanza cuente, además, con madres
y padres que han dado la batalla y aportado su presencia y saber a la formación
de la Marea Verde que, sin duda y como ya ha sucedido en Madrid con la Marea
Blanca, terminará parando y revirtiendo los recortes.
Lo que está claro es que hoy
debemos celebrar el Día de la Enseñanza, pero tenemos que hacerlo con quiénes
defienden la pública, la de todos y todas.
No podemos acompañar a quiénes, además de lo expuesto y conocido por
todos, guardan en la recamara una ley, la LOMCE, con la que pretenden convertir
en un mercado de desigualdad la educación española.
Feliz Día de la Enseñanza a tod@s
los que creemos en la Educación Pública de Calidad para tod@s.
No hay comentarios:
Publicar un comentario