domingo, 8 de abril de 2012

¿Para qué sirve un investigador?


Tras la aprobación del Presupuesto General para el año 2012 por parte del gobierno del Partido Popular y en contra de todos –sí, de todos, de los que estaban en contra de esta política, de los que la practican  en un sitio y están en contra en otro, de los que tomaban estas medidas y ahora no, de los que ríen, de los que lloran, de los que se emocionan…-  tendríamos la oportunidad de hablar de cientos de aspectos. 

Pero el caso es que hay una partida, la de I+D+I que sufre un recorte de unos 2000 millones de euros (un 34%) y que, por desgracia, ya conoce está situación de disponer de menos desde el año 2009.

[MODO IRONÍA ON] Y la verdad es que son los dos mil millones mejor recortados porque, fíjense bien, no hay quien sepa para qué sirve un investigador (siempre nos referimos al investigador científico, si hablamos de un investigador “de letras” la pregunta sería aún más ofensiva)

Son gente con un atuendo extraño, con gafas protectoras de sus propias gafas, con una terminología extraña que causa recelo entre nosotros, la gente normal y corriente que paga su hipoteca y toma unas cañas en el bar. Suelen rodearse de ellos mismos y los normales pensamos que es porque se creen superiores. Tienen graves problemas de adaptación, pero no estamos aquí para juzgar cómo son sino qué hacen. 

Esta gente ha vivido siempre del cuento rodeada de libros y cafés de máquina. Estudiaron en la universidad con nuestros impuestos donde pasaron cinco años que, a día de hoy, recuerdan como una nebulosa indescriptible con pequeñas luces entre miles de sombra que corresponden, habitualmente, a periodos de exámenes. Pero para nosotros, el trabajador común, no nos parece tan diferente lo que sigue haciendo. Continúa, con más de 30 años, viviendo de mis impuestos en unos edificios tremendamente “chulos” donde la gente de a pie no puede entrar. Tienen batas blancas, que acoquino yo, desayunan riendo en la cafetería de al lado de su trabajo aunque mis impuestos les construyeron una dentro del edificio, para que no anden. Juegan con botes, jeringuillas, reactivos y bases para descubrir no sé qué cosas. Cobran un montón por sus trabajos fijos y no sudan en todo el día. Son una raza dentro de la nuestra que ha alcanzado su status parasitando a la sociedad y no devolviéndole más que sus sonrisas y los reflejos de sus gafas. Podría ser aceptable si, al menos, trabajaran para el ejército y nos ayudaran, con sus quebrados y formulaciones, a conseguir algún veneno para controlar el mundo: ¡Entonces sí que sería grande España!

Ellos siguen a lo suyo, no aportan nada que sea interesante. Continúan con sus aceleradores lineales, la toxicidad de los plásticos, descubren el misterio del yeso, buscan agua por todo el espacio y vaya a saber en qué más gastan nuestros impuestos. 

Por lo tanto es de ley que se recorte en esto que, seamos serios, no vale para mucho. Total, si hay algo que descubrir ya lo harán los yankees, los japoneses o los alemanes (por cierto las malas lenguas comentan que el recorte en este presupuesto viene exigido por Alemania, imaginen por qué y esta aclaración no es irónica). España tiene que ser un país de gente seria y trabajadora sin molestas batas blancas. Hay que trabajar más, fomentar los toros, el sol y la playa subvencionando chiringuitos. Legalizar el juego, las drogas y la prostitución para que los europeos “flipen” en su verano en la península. Tenemos que construir hoteles, casas rurales, paradores, campos de golf, pistas de tenis… lo necesario para ser atractivos turísticamente. Esto y los trabajos de verdad claro, en los que se suda. [MODO IRONÍA OFF]

La gravedad de este asunto me exigía hablar de él de una manera menos dramática porque, en realidad, es uno de los recortes más injustificados y peligrosos (con muchos otros, lo sé). El futuro está en el estudio, en la formación, en el I+D+I etc… Recortar en investigación es recortar en nuestro futuro y condenar a próximas generaciones a una calidad de vida menor que la que sus padres tienen hoy. Es, además de todo eso, perpetuar nuestro servilismo ante el señor poseedor del feudo tecnológico. 

Sirva este pequeño escrito como muestra solidaria hacia los investigadores e investigadoras que perderán sus empleos hoy al no disponer de líneas de subvención para mejorar nuestro día de mañana.

Imagen extraída de http://jugandopachangas.blogspot.com

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