Frase de Mª Dolores de
Cospedal (Cospedal a secas en campaña) tras anunciar algunos de los recortes
que se han realizado. A partir del minuto 1 en el vídeo de la izquierada.
El sudor de hoy no me deja pensar
en si podré llorar mañana. Ese mismo sudor es producido a diario por una mezcla
de calor, creo que debo ser sincer@, y un esfuerzo por encontrar un trabajo que
no da resultados positivos. La prestación por desempleo terminó hace unos meses
y el subsidio cubre poco mi, ya de por sí, ajustado nivel de vida. No sé si
viví por encima de mis posibilidades cuando ganaba poco más de 1000 euros
trabajando para la administración, pero lo estoy pagando bien.
Me surgen las dudas de cuando,
temporalmente hablando, llegará el momento mágico en el que “se evitan las
lágrimas”. No tengo claro si dentro de cuatro o cinco meses, en pleno invierno
y cuando haya gastado los ahorros que
aglutiné mientras trabajaba (sí, algunas personas no caímos en la vorágine de
créditos y no solo no gastábamos lo que ganábamos sino que, además,
ahorrábamos), podré “echar gasoil” para la calefacción. Ya le adelanto que no
sería mi mayor preocupación si no hubiera tenido un hij@ hace poco tiempo.
Además del calor creo que necesitaré otras cuestiones relacionadas con la
paternidad pero, si le soy sincer@, no quiero ni pensarlas. Debo agradecerle
también, llegados a este punto, que haya evitado a mi retoñ@ el poder disfrutar
de las 21 pruebas que incorporaba la “prueba del talón” hasta hace poco tiempo
y, más ajuste con la clase de su progenitor, solo haya disfrutado de 3. No me
cabe la menor duda que debemos ajustarnos y no enfermar por encima de nuestras
posibilidades. También añado en este punto, para que conste y quede claro, que
no hemos recibido ni un solo céntimo por tan grata noticia y, por lo tanto,
creo que tampoco haya dañado en demasía el Estado del Bienestar con subvenciones,
ayudas y demás “mamandurrias”.
Dejando esto a un lado, me
gustaría saber cuál es el plan para
reincorporarnos al trabajo o algún trabajo. Un licenciad@ que tiene poca
experiencia en otros menesteres que no sea estudiar y trabajar para la
Administración (por cierto tras unas oposiciones aprobadas). La verdad, el
mercado laboral, de por sí muy debilitado, no parece tener muchas oportunidades
para parad@s formad@s. Vaya por delante mi predisposición a aceptar cualquier
tipo de empleo.
Por último agradecer también las
lágrimas que evitará en el futuro el tener que pagar los libros este septiembre
(clara mamandurria donde las haya), ver como sube el IVA, la luz, el gas, el
agua y un largo etcétera. También estoy más tranquilo sabiendo que mis citas en
el hospital se alargan (lo cual supone viajar menos y ahorrar gasolina –aunque al
precio que está supongo que pronto tendré que vender el coche para echar
gasolina-) y que tengo urgencias de tal a tal hora y que la administración
pública es cada día más delgada.
Un saludo.
Trabajad@r públic@ anónim@.
En ningún caso este escrito está basado en ningún caso específico. Esta
historia no corresponde, exactamente, a ninguna situación real sino que imagina
un caso concreto. En realidad hay historias mucho peores que la que aquí se
relata.
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