lunes, 3 de septiembre de 2012

Hay gente…



Hay gente que te (refiriéndome a mí) mira bien y otra que te mira mal. Incluso una tercera y cuarta tipología de gente que no te miran o no te dejan de mirar. Algunas veces se agradece encontrarte con cualquiera de los cuatro tipos y hay quien dice, y acierta, que la gente es todos ellos a la vez.

Hay gente que te pone a parir y gente que te aprecia. Hay gente que potencia tu mala leche y otra, en cambio, te amansa como la música a las fieras. Incluso hay gente que piensa que te duele la cabeza cuando a ellos les duele la cabeza. Hay gente que si tienes frío te tapa y otra, en cambio, te tapa cuando tiene frío. Al fin y al cabo solo son gente que tapa algunas necesidades, suyas o tuyas.

Hay gente que no sabe crecer y para ver desde arriba intentan que los demás estén abajo. En cambio hay otra gente inalcanzable en todos los sentidos y otra, las menos, que intenta que alcances con ellos lo inalcanzable. En realidad esta gente también son un yo y un tu y un viceversa al revés. Quién sabe.

Hay gente que vive y gente que sueña su vida. Otra gente, más parecida a Ptono, quiere vivir tu vida. Hay gente que vive tus sueños y, en cambio, sueña tu vida y, por desgracia, alguna gente ni vive ni sueña.

Hay gente que te abraza al estilo de Medea y, al alejarse, deja un reguero de sangre que sale de tu espalda. Hay gente que te hace dar con la rodilla en el suelo y otra que limpia el suelo donde prevé que caigas. Hay gente que merece ser tu mismo y otra que lo será.

Hay gente a la que darías un beso y gente a la que pegarías una hostia. En realidad todo se descontrola en este punto y terminas perdonando cientos de hostias merecidas para cambiarlas de lado y ponerlas donde deberían estar los besos. 

Hay gente que te entrega todo por nada y otra a la que le das todo y nunca te devolverá nada. Siempre me sentí más en mi salsa con la primera pero algo me dice que el segundo caso es más cómodo e interesante. También lo conozco. En realidad hay gente que se esfuerza por ti y otra que te reclama un esfuerzo tras otro.
Hay gente que te conoce y eso es muy peligroso y, a la vez, tranquilizador. Esa gente te permite eliminar los filtros, las convenciones sociales e incluso el lenguaje dignamente hablado. Hay otra gente que sería incapaz de comprender el castellano aunque fuera Cervantes o Krahe quien se lo recitara. 

Hay gente que se buscará en este escrito pero no podrá encontrarse porque no está. Estoy muy convencido de que existe toda esa gente y, a la vez, estoy seguro al cien por cien que todas esa gente soy yo.
Buenas noches y como dicen Tip y Coll “mañana hablaremos del gobierno.”

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