Desde el mes de mayo estamos asistiendo a una batalla curiosa
por el cierre de las líneas de autobús en la región. Una batalla de anuncios y
contra-anuncios, de denuncias públicas y campañas o como se diría en mi tierra:
“estamos llenando el patio de pisás[ii]”
Con unas breves líneas me gustaría clarificar algunas cuestiones
obvias y otras que no lo son tanto:
1.- La supresión o eliminación de líneas de autobuses completas
o paradas concretas suponen un ataque al medio rural. Diría sin precedentes,
pero el conquense que escribe ha visto como en mi provincia se cerraban decenas
de escuelas rurales (más de 30 y la mitad de las cerradas en toda Castilla-La
Mancha) y como se pretendía cerrar los puntos de urgencia en las localidades
pequeñas. Este nuevo ataque es contradictorio al mensaje que nuestros
representantes lanzan a diario de “estar preocupados y preocupadas por la
despoblación” y “estar actuando contra ellas.” Visto lo visto, las decenas de
viajes a Europa para luchar contra esto nos están saliendo caras porque, en la
práctica, no hay ninguna intención de trabajar por fijar población en la región
y mi provincia, como demuestran estas ocurrencias.
2.- Sin autobuses –único transporte actual para muchos
municipios, que no todos- muchas personas de pequeños núcleos poblacionales no
podrán salir de su pueblo por su propio pie. Necesitarán depender de hijos e
hijas con coche y carnet, vecinos u amigas.
3.- No existe ahorro económico. En no pocas ocasiones, las
personas que usan estos servicios son mayores para asistir a las capitales a
consultas médicas u otras cuestiones. La administración regional tendrá, a
partir de ahora, que aumentar los servicios con ambulancia. Además, se produce
un daño económico al perder la conexión entre núcleos y, sobre todo, de
capitales como Cuenca que son ciudades universitarias y cuyo acceso, en la
mayoría de los casos y para casi toda la región, es a través del bus.
4.- Estamos viviendo una negociación. A nadie se le escapa que
existe una negociación entre la empresa (o posibles empresas) adjudicatarias y
el Ministerio (donde la Junta de Comunidades no debería ser convidada de piedra
y, si bien las líneas no le pertenecen, debe buscar fórmulas que ayude al entendimiento
y, llegado el caso, pensar posibles aportaciones a ramales que solo transcurren
por la región). En esta negociación, la
empresa utiliza a los Ayuntamientos para presionar amenazando con cierres
inminentes, buscando una mayor celeridad en la resolución del conflicto y,
supongo, mejores condiciones. El Ministerio, por su parte, juega a crear la
sensación de “fin del mundo” y cierre masivo de líneas y eliminación de paradas
por dos motivos: el primero intentar conseguir aportación regional y el segundo
vender una solución al problema mejor de lo que el imaginario colectivo ya
hemos asumido. Me detengo en la segunda.
5.- La situación que generaría el cierre que se está planteando
sería tremenda y el Ministerio de Fomento juega a que pasemos unos meses pensando
en esa tesitura. Y esto es muy preocupante porque me hace pensar que, a pesar
de no saber cómo terminará y en qué términos se licitará el nuevo contrato, ya
está claro que habrá recorte de líneas o de paradas. Esto lo digo porque si doy
por buena la negociación existente, y creo que no equivocarme en esto, está
claro que el Ministerio parte de la situación actual y, por muy mal que le vaya
en esa negociación, conseguirá avanzar algo en su propósito: ahorrarse dinero
que es lo mismo que eliminar líneas y paradas. Solo una espectacular aportación
de la Junta podría frenar ese escenario, y no veo claro que eso suceda. Por
tanto, hay que decir antes de que nos anuncien con “fumata blanca” el acuerdo
que la ciudadanía quiere que su transporte público siga, al menos, como está.
Porque en la actualidad el servicio es deficitario socialmente y escueto. Muy
justo para municipios donde para el autobús e inexistente para muchos otros y,
por desgracia, no existe un plan para la ampliación de medios como el ferrocarril –casi ni para el mantenimiento
del mismo.-
6.- Servicio a demanda. Otra de las cuestiones que pueden
incluir en la negociación sea usar un servicio “a demanda” donde la ciudadanía
debe comunicar con 24-48 horas su intención de tomar el autobús. Una solución a
medias que a corto plazo no va a satisfacer ni a empresa ni a usuarios.
Suponiendo un perfecto funcionamiento de este servicio, seguimos viendo como
cambiamos nuestro “encierro” en nuestro pequeño pueblo por un “encierro con
horas de salida y previo aviso.” No es la solución a los transportes, no
ayudará a frenar la despoblación.
Por tanto, a modo de resumen, la ciudadanía tiene que seguir
reclamando un transporte público de calidad y con la máxima frecuencia posible.
El aumento, y no la disminución, de las paradas (vemos casos donde los
autobuses pasan por municipios sin parar mientras un abnegado padre/madre tiene
que llevar con su coche a su hijo al pueblo de al lado –adelantando al propio
autobús por la carretera.- El mantenimiento actual y una perspectiva regional
de ampliación y mejora de las comunicaciones públicas –no solo grandes
inversiones en grandes vías para vehículos privados (concretamente para los
vehículos privados que quieren dirigirse a la playa, no a puntos de nuestra
región o provincia.)- Y tiene que seguir haciéndolo porque hoy están decidiendo
en Madrid qué pueblo se queda sin parada, que línea no va a continuar o que
ramal sobra. Hoy, como ayer, debemos defender que nuestros pueblos tienen
futuro y reclamar empleo para crecer, por supuesto, mientras defendemos lo poco
que nos queda con uñas y dientes porque, sino, será imposible conseguir nada
nuevo.
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